Álbum de recuerdos compartidos sobre las salas de exhibición cinematográfica de San Sebastián

Todos los ‘palacios’ del Festival

Todos los ‘palacios’ del Festival

La historia del Festival de Cine de San Sebastián es también, en gran medida, la de las salas de cine donostiarras. Evocar el certamen es recordar las luces y banderas del teatro Victoria Eugenia, los segundos pases en el Astoria, las sesiones de la Sección Informativa en el Miramar.  Y es que Palacio del Festival, como tal, sólo ha habido uno, pero las proyecciones del certamen internacional han llegado a lo largo de los años a la mayoría de los cines de la ciudad.

Si un espacio ha dado continuidad al Festival donostiarra ha sido el teatro Victoria Eugenia, presente en 55 de sus 63 ediciones. Hay que descontar los ocho festivales, desde 1999 hasta 2006, en que estuvo cerrado por obras (o esperando a las mismas). Y claro, no es lo mismo su posición secundaria respecto del Kursaal desde su regreso en el Festival de 2007, como sede de la sección Perlas y de segundos pases de la Sección Oficial, que toda su brillante etapa anterior. Desde la primera edición de 1953 hasta 1998, el Festival era el Victoria Eugenia, al principio su sede única y siempre durante esta etapa su sala principal, el ‘Palacio del Festival’. Con aquellas bombillas tintineantes que uno de los fundadores del certamen, Francisco Aranaz Darrás, copió del mismísimo Vaticano; con aquellas banderas de los países representados; con la florista Escolástica prendiendo flores en el ojal de los invitados; con sus dantzaris rodeando a las estrellas. En el Victoria Eugenia vivimos momentos de gloria (también otros de crispación y decadencia) al estilo de antaño. En la programación diaria del Festival de 1960 se añadía esta nota: “La Gala de noche del Palacio del Festival es de RIGUROSA ETIQUETA”.
 

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En el año 1999, sin embargo, el viejo teatro fue relegado y sustituido por el reluciente nuevo Kursaal. Por cierto, que siempre habíamos pensado que hasta la llegada de los cubos de Moneo el Festival no había cruzado el puente de la Zurriola. Nos equivocamos: en las ediciones de 1959 y 1960 el primitivo Gran Kursaal acogió algunas proyecciones menores del Festival, de un ciclo retrospectivo y una sección infantil.

El Festival pronto fue programando sus ciclos y segundos pases de su Sección Oficial en el Príncipe y el Rex Avenida, pero es en 1962 cuando dio el salto, pasando a la gran pantalla del Astoria. Aquel año proyectó allí películas de la denominada Sección Informativa, “con la selección de los triunfos en los famosos certámenes del mundo”, como indicaba la publicidad. Pero ya desde el año siguiente fue sede de los segundos pases de las películas a concurso, cuyos rollos debían ser trasladados rápidamente a Amara. En un ambiente menos elitista y más popular, el Astoria fue escuela cinéfila para muchos donostiarras.

En 1964 se unió a las tres sedes del Festival de entonces (Victoria Eugenia, Astoria y Rex), el Miramar. Los pases matinales en el Miramar de la Sección Informativa (y más delante de su heredera Zabaltegi) marcarían una época. Posteriormente se sumaría otra pantalla festivalera recordada por muchos, la del Savoy.

En 1985, por ejemplo, durante el Festival sólo dos salas donostiarras mantenían su programación comercial, el Amaya y el Principal. La Sección Oficial ocupaba el Victoria Eugenia, el Astoria y el Trueba, aún con sala única. Zabaltegi, creada como tal aquel año, se ofrecía en el Miramar y el Savoy. Los ciclos retrospectivos se programaban en las tres salas del Petit Casino, ya primer multicine de la ciudad, el Príncipe y el Rex.

Revisando las salas que a lo largo de su historia ha utilizado el Zinemaldia nos llevamos otra sorpresa: hasta el modesto Amaya fue ocasionalmente sede del Festival. Sería en 1987, cuando se programó en el Amaya y en la sala de la Caja de Ahorros Municipal el ciclo dedicado al cine de Chile.

Los cambios en los cines de la ciudad, con sus altas, bajas y reconversiones, se han reflejado en el devenir del Festival, que en 2004, por ejemplo, utilizó, además del Kursaal y el Principal (este como epicentro de Zabaltegi), las salas de tres multicines: el Astoria, pocos meses antes de su desaparición, el Príncipe y la Warner. No podemos cerrar este sucinto repaso a la historia de las salas del Festival sin mencionar una fecha y un espacio singular. Fue en 1986 cuando la organización del Festival decidió crear una de las mayores salas de cine de Europa de forma provisional, como sigue haciendo cada año en el Velódromo.

Fotos del exterior del Victoria Eugenia de Paco Marí. Kutxateka.

Foto de Zsa Zsa Gabor entrando en el Palacio del Festival, de Postigo. El Diario Vasco.

El Autor

Mikel G. Gurpegui1jul2015_3

El periodista donostiarra Mikel G. Gurpegui ha trabajado en ámbitos muy diversos, aunque quizás sea más conocido por dos de sus colaboraciones habituales en las páginas de ‘El Diario Vasco’, las críticas de cine y la sección ‘La calle de la Memoria’, en la que se acerca al pasado de la ciudad a través de la hemeroteca. Por primera vez, une ambas facetas, la cinéfila y la retrospectiva, en este blog, un proyecto de investigación, documentación y difusión apoyado por el Grupo Sade, protagonista y heredero de la historia de la exhibición cinematográfica en San Sebastián.

'Todos los ‘palacios’ del Festival' tiene 2 comentarios

Iñaki

22/09/2015 20:28h

Gracias por la extensa información.Del V.Eugenia podríamos copiar a Juanito Berasategui..”el V.Eugenio es un poco mío…”pues además de cine se ofrecia “de todo”.¡La de horas que hemos pasado allí.!

Pero no se me escapa que aquí hay que hablar de cine.Recuerdo complacido ¿”Quien viene esta noche?¡Menudo reparto!Y yo, el día de mi informal petición de mano con mi futura y mis futuros suegros,¡ahí es nada!

karmele aranburu

23/09/2015 21:23h

Cómo me acuerdo cuando los del Astoria esperábamos porque no habían llegado los rollos! Eran los tiempos en los que tuve que hacer en una ocasión una cola de 9 a 1 del mediodía. Al final nos hacíamos amigos `porque además luego…las butacas eran unas pegadas a las otras. En cierta ocasión me faltaron “pelas” para pagar todas las entradas. No hubo problema. Sabíamos que nos íbamos a encontrar.

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