“¡Todos los aficionados están desfilando por el Salón Miramar!”
Con más exactitud, la frase completa que aparecía en la publicidad tal día como hoy, el 28 de noviembre pero de 1951, era: “¡Todos los aficionados de Guipúzcoa están desfilando por el Salón Miramar, para admirar ‘Lo que el viento se llevó’ en su última semana de proyección!”.
Durante el mes de noviembre de 1951, nuestro Miramar fue Tara. La superproducción con Vivien Leigh y Clark Gable fue muy grande, en su presupuesto, metraje y ambiciones. También en su promoción, algo que se notó en la sala donostiarra, que mostró la decoración especial que puede verse en la curiosa fotografía que recuperamos hoy, con grandes letreros y los rostros de los protagonistas colgando.
Los 238 minutos de duración obligaron a establecer horarios especiales. Tal día como hoy las proyecciones empezaban a las 5,30 y 10 de la noche, con el preceptivo No-Do un cuarto de hora antes. Los domingos se añadía una madrugadora sesión matinal desde las 10 de la mañana. La inolvidable música de Max Steiner sonó por primera vez en el salón Miramar el 22 de octubre de 1951 y lo hizo por última vez el 2 de diciembre. Claro que ‘Lo que el viento se llevó’ regresaría las Navidades siguientes al Principal, en los años 60 volvería a proyectarse en el Astoria, Príncipe, Bellas Artes, Savoy y otra vez en el Miramar, en enero de 1967, y después llegarían a San Sebastián más reposiciones de este clásico.
(Fotografía sin datar del Miramar, propiedad de Kutxateka).
(Anuncio publicado en ‘El Diario Vasco’ el 2 de diciembre de 1951).
El Autor
El periodista donostiarra Mikel G. Gurpegui ha trabajado en ámbitos muy diversos, aunque quizás sea más conocido por dos de sus colaboraciones habituales en las páginas de ‘El Diario Vasco’, las críticas de cine y la sección ‘La calle de la Memoria’, en la que se acerca al pasado de la ciudad a través de la hemeroteca. Por primera vez, une ambas facetas, la cinéfila y la retrospectiva, en este blog, un proyecto de investigación, documentación y difusión apoyado por el Grupo Sade, protagonista y heredero de la historia de la exhibición cinematográfica en San Sebastián.