Proyecciones fuera de los cines comerciales
No siempre vimos películas en los cines comerciales de la ciudad. También lo hicimos en salones de actos de colegios, salas parroquiales y sedes de asociaciones, que durante años respondieron a la fuerte demanda de cine para la chavalería con proyecciones no profesionales a bajo precio, normalmente los fines de semana y días festivos. Muchos las recuerdan con cariño, como sesiones algo más ruidosas y caóticas que las de los cines de verdad.
Resulta complicado hacer un mapa de los otros lugares en los que se proyectaron películas en San Sebastián y, sobre todo, situar en el calendario en qué época funcionaron. Con ayuda de algunos cinéfilos amigos de ‘Aquellos cines donostiarras’, hacemos hoy una primera aproximación, que esperamos completar en un futuro. Subsanaremos así las lagunas de este repaso, en el que no pueden faltar…
– El Corazón de María, junto a Sagüés. Las proyecciones dominicales dependían directamente de la parroquia de la avenida de Navarra, que no del colegio. Su trayectoria fue larga, puesto que hay quien recuerda haber visto cine en su salón de actos en los años 50 y otros, bien avanzados los 70, con películas de aventuras como ‘Maciste contra los fantasmas’ o ‘El faro del fin del mundo’, como recordaba Pablo Malo.
– El colegio de Los Ángeles, en la calle San Juan de la Parte Vieja, también ofreció películas no únicamente para sus alumnos, aunque apuntan que sólo para chicos. Era habitual que el fraile lasaliano pusiera la mano ante el proyector cuando los protagonistas iban a darse un beso (este tipo de censura no extrañaba en todas las proyecciones de la primera etapa del franquismo).
– La Compañía de María, en su centro también conocido como colegio de San Bartolomé, en el cerro del mismo nombre, también ofrecía sesiones de cine. Marisol Iriondo recuerda que en la segunda mitad de los años 50 pudo ver allí clásicos del Oeste y grandes películas como ‘Quo Vadis’ y ‘Siete novias para siete hermanos’. A finales de los años 70, Idoia Laínez cree que la entrada costaba 25 pesetas. Cobraba la entrada la madre Armada, encargada de las sesiones con la ayuda de otra religiosa, Eloísa Garmendia.
– Anteriormente, el conocido como cine de La Cruz, en el barrio de Gros, en el número 4 del paseo de Colón, dependía del C.A.P.C., Centro de Actuación y Propaganda Católica, creado en los años 30. Ofrecía películas variadas y populares los domingos. Nicolás González recuerda uno de los secretos de su éxito en la postguerra: “La entrada valía 2 pesetas, cuando la galería del Trueba costaba 2,10. Con una paga semanal de 2 pesetas, no había duda…”.
– También en el barrio de Gros, Federico Corcuera recuerda las proyecciones en los locales de la Asociación de Vecinos de Gros, en la calle Larroca. Otros evocan que en la primitiva Casa del Pueblo (después bingo Txuri-Urdin), quizás muy a finales de los 70, vieron ciclos de películas de los hermanos Marx y otros.
– La Juventud del Carmelo y Praga nació en torno a la parroquia de los PP. Carmelitas, en la calle Pedro Egaña. Hay quien recuerda que sus asientos eran incómodos y sus multitudinarias sesiones comenzaban hacia las 4 de la tarde de los domingos.
– El Instituto Obrero situado detrás del colegio de San Ignacio (Jesuitas) ofrecía cine en su salón de actos los domingos, probablemente a las 7 de la tarde. Iñaki Olarra recuerda que, al contrario que en otros salones, sus butacas eran “confortables. Acudíamos chavales y mayores, posiblemente del barrio de Ategorrieta”.
– En la parroquia de María Reina, en el barrio de Egia, hubo cine para la chavalería en su amplio salón de actos en los inicios de los años 80.
Y hubo más. Envíennos sus recuerdos y ayúdennos a completar datos sobre las proyecciones no comerciales de antaño. Pueden hacerlo en los comentarios de esta misma entrada o escribiendo a aquelloscines@sadecine.com.
(Entrada del ‘cine parroquial’ de María Reina, desconocemos la fecha).
(Fotos del Corazón de María y de alumnas en la Compañía de María, ambas de Vicente Martín, fondo Foto Car, Kutxateka).
El Autor
El periodista donostiarra Mikel G. Gurpegui ha trabajado en ámbitos muy diversos, aunque quizás sea más conocido por dos de sus colaboraciones habituales en las páginas de ‘El Diario Vasco’, las críticas de cine y la sección ‘La calle de la Memoria’, en la que se acerca al pasado de la ciudad a través de la hemeroteca. Por primera vez, une ambas facetas, la cinéfila y la retrospectiva, en este blog, un proyecto de investigación, documentación y difusión apoyado por el Grupo Sade, protagonista y heredero de la historia de la exhibición cinematográfica en San Sebastián.