Álbum de recuerdos compartidos sobre las salas de exhibición cinematográfica de San Sebastián

En 1928, el cine entró en las aulas donostiarras

En 1928, el cine entró en las aulas donostiarras

A lo largo de la historia, muchos centros educativos donostiarras han ofrecido sesiones de cine. Normalmente, se trataba de películas de entretenimiento que se ofrecían los fines de semana en sus salones de actos y estaban dirigidas a sus propios alumnos, aunque en varios casos también se abrían a otros chavales, familiares del alumnado o vecinos del barrio.
Lo que no sabíamos es que el cine había entrado en los colegios donostiarras muy pronto, hacia 1928 y que lo había hecho dentro de las propias aulas. Fue una iniciativa de la entonces Caja de Ahorros Municipal donostiarra, que en el ‘Día del Ahorro’ de 1927 estudió el tema y acordó nombrar una Comisión Especial de Cine Escolar. La idea era facilitar la introducción de películas, en principio de carácter educativo, en los centros escolares donostiarras.

La Caja de Ahorros y Monte de Piedad Municipal de San Sebastián dedicó recursos para ello: desde noviembre de 1928 hasta diciembre de 1929 gastó más de 55.000 pesetas de las de entonces para instalar aparatos proyectores Kodak en 34 centros. Primero, en todas las escuelas municipales de Primaria, pero pronto también en colegios privados, el Instituto de Segunda Enseñanza, la Escuela Superior de Comercio, el Ateneo Guipuzcoano, la Casa de Misericordia y otros centros de la ciudad.

Como se indica en el libro ‘100 años al servicio de Guipúzcoa. La Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián (1879-1979)’, los proyectores eran del modelo ‘Kodascope C’ y su instalación se completaba con el acondicionamiento de “las aulas destinadas a proyecciones dotándolas de cortinas, instalación eléctrica y mesa-armario de roble americano a propósito para la colocación de la máquina y guarda de material”.

Exposición material

Para aquellas pequeñas sesiones de cine didáctico, se encargaba de facilitar, controlar, recoger y reparar las películas el establecimiento Central Photo Film (Easo, 3), pero correspondía a cada maestro ocuparse de la proyección. El reglamento establecido en noviembre de 1928 incluía instrucciones para aquellos profesores de escuela reconvertidos en ocasionales proyeccionistas: “Se recomienda los maestros que la proyección se dé a seis metros de distancia, por ser éste el promedio de luminosidad y cuadro para una buena proyección, en el modelo escogido para la escuelas (…)”. “Los maestros podrán detener la proyección, siempre que lo juzguen conveniente, pero en ningún caso deberá exceder la duración de cada detención de ocho minutos, porque, de lo contrario, la película podría deteriorarse”. “Después de cada sesión, los maestros estarán obligados a engrasar los aparatos, con arreglo a las instrucciones que reciban del encargado de la ‘Central Photo Film'”.

El programa de cine educativo promovido a finales de los años 20 por la Caja de Ahorros Municipal proponía que las proyecciones fuesen una vez por semana, dentro del horario escolar. Y “en cada sesión se proyectarán dos películas de quince minutos de duración cada una”.

¿Y cómo eran aquellas películas cortas de 16 milímetros que sorprendían en las propias aulas a unos chavales donostiarras para los que ver cine era todo un acontecimiento? Se trataba de cintas Kodak de carácter instructivo procedentes de Estados Unidos, con títulos como ‘Granjas lecheras de Wisconsin’, ‘Del hierro en lingotes al acero’, ‘Arena y arcilla’, ‘Pesca del bacalao’, ‘Pulpa de madera y fabricación de pasta y papel’, ‘Laponia’, ‘En el país del arroz’, ‘Irlanda, Holanda, Cataratas del Niágara y Roma antigua’ (vaya mezcla para desarrollar en un cuarto de hora) o ‘Animales salvajes en cautividad (aves y fieras)’.
Aunque la mayoría de las piezas eran instructivas, en el catálogo, que llegó a alcanzar las 136 películas, había también unos pocos títulos calificados como películas cómicas infantiles y otras pocas de dibujos animados, de Félix el Gato, que suponemos se proyectarían en ocasiones especiales, haciendo las delicias de los escolares. Para 1933, a los cinco años de su implantación, se habían celebrado 1.296 sesiones, vistas por unos 7.000 alumnos donostiarras.

La iniciativa del cine escolar se había presentado el 29 de noviembre de 1928 en una sesión especial en el teatro Príncipe. Como indicó una memoria de la Caja de Ahorros, “para dar a la fiesta cierta ingravidez y ligereza al objeto de que transcurriera el tiempo lo más gratamente posible, se la dividió en dos partes, siendo obsequiados los invitados durante el intermedio con un delicado lunch“, compuesto por dulces y chocolate. La fiesta de presentación se repitió días después en el hospital Manteo y en el asilo Reina Victoria Eugenia.

Acto de entrega

(Imágenes de una proyección en un aula, de los proyectores y de la presentación en el Príncipe tomadas del libro ‘100 años al servicio de Guipúzcoa. La Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián (1879-1979)’).

El Autor

Mikel G. Gurpegui1jul2015_3

El periodista donostiarra Mikel G. Gurpegui ha trabajado en ámbitos muy diversos, aunque quizás sea más conocido por dos de sus colaboraciones habituales en las páginas de ‘El Diario Vasco’, las críticas de cine y la sección ‘La calle de la Memoria’, en la que se acerca al pasado de la ciudad a través de la hemeroteca. Por primera vez, une ambas facetas, la cinéfila y la retrospectiva, en este blog, un proyecto de investigación, documentación y difusión apoyado por el Grupo Sade, protagonista y heredero de la historia de la exhibición cinematográfica en San Sebastián.

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