Al cine por 10 céntimos, hace un siglo
Todo un hallazgo. En ‘Aquellos cines donostiarras’ hemos tenido oportunidad de ver hojas publicitarias con la cartelera de los años 50 y programas de mano de los años 40 y 50, pero nunca habíamos conseguido remontarnos más atrás. Hasta hoy, en que estamos encantados de poder descubrir estos magníficos programas de mano de los cines donostiarras de hace un siglo.
Proceden de una colección que comparte con nosotros Rita Sorarrain, de Brokante 66, el establecimiento del número 66 de la calle Urbieta, enfrente del Bellas Artes. Allí tiene Rita a la vista de todos aquellos que quieran curiosear (y también a la venta de los más interesados) un montón de programas cinematográficos de 1916 y 1917, sobre todo del Miramar y el Bellas Artes, aunque también tiene algunos del Novedades y del Victoria Eugenia. Ella no tiene detalles sobre la procedencia concreta del fondo, que heredó de sus padres, Francisco Sorarrain y Ángeles Gamboa, grandes coleccionistas e iniciadores del comercio de Urbieta 66 que durante muchos años no tuvo nombre.
Estos programas son un viaje a los salones cinematográficos de hace cien años, con sus películas (por supuesto, de cine mudo) divididas en partes y medidas por metros. Con sus series con episodios, precedentes de las posteriores teleseries.
En un primer vistazo llama la atención que una localidad costaba entre 10 y 30 céntimos, según la sala y la ubicación del asiento. Y que ya en aquellos viejos tiempos había abonos (en el Bellas Artes, 18 sesiones en días laborables por 2,50 pesetas) y que los palcos, con 6 asientos en el Bellas y de 5, 6, 7 y 9 localidades en el Miramar, no salían tan caros. En todo caso, la diversidad de tarifas y la existencia de abonos indica que el cine fue desde sus inicios un espectáculo popular para muchos sectores de la ciudad.
Más detalles curiosos: Nos encantan los llamativos títulos de las películas, como ‘Pasión salvaje’, ‘¡Desconfía de las mujeres, Salustiano!’ o ‘La reina de los ladrones’. No parecía que a aquellos espectadores asombrados por la imagen en movimiento les importasen lo más mínimo lo que hoy llamaríamos ‘spoilers’, pues los programas de mano desvelaban con todo detalle la trama de principio a fin. Y el Bellas Artes tenía a gala contar con “calefacción todos los días desapacibles”.
Y esto es sólo una muestra. Pronto volveremos a fijarnos en otros programas de la misma colección. Permanezcan atentos a ‘Aquellos cines donostiarras’.
(Programas cinematográficos de 1916 y 1917 cedidos por Rita Sorarrain).
El Autor
El periodista donostiarra Mikel G. Gurpegui ha trabajado en ámbitos muy diversos, aunque quizás sea más conocido por dos de sus colaboraciones habituales en las páginas de ‘El Diario Vasco’, las críticas de cine y la sección ‘La calle de la Memoria’, en la que se acerca al pasado de la ciudad a través de la hemeroteca. Por primera vez, une ambas facetas, la cinéfila y la retrospectiva, en este blog, un proyecto de investigación, documentación y difusión apoyado por el Grupo Sade, protagonista y heredero de la historia de la exhibición cinematográfica en San Sebastián.