“Inadmisible”, “reprobable”, “inmoral”, “extremadamente peligrosa”…

Asociamos las calificaciones morales estrictas al franquismo, pero también antes de la dictadura había quien se escandalizaba con los contenidos y las formas de las películas, y trataba de evitar su visión. Es el caso de ‘La Constancia’, “diario íntegro fuerista” según afirmaba bajo su cabecera, que desde 1897 hasta junio de 1936 difundió en Gipuzkoa ideas que hoy podríamos calificar de ultraconservadoras.

‘La Constancia’ durante años ignoró el cine, que metió en el sacó de los espectáculos ligeros y con peligrosa tendencia al libertinaje. Hubo largas épocas en que ni publicaba la cartelera, lo que sí hizo en su última etapa, ya en los años 30. Pero aquella cartelera o ‘Guía de espectáculos’, como la denominaron durante un tiempo, no informaba sobre los directores o protagonistas de las películas, ni siquiera sobre los horarios de las proyecciones, sino que entraba directamente en su valoración moral, con criterios muy estrictos, aportada por la Asociación Católica de Padres de Familia de Guipúzcoa. El resultado era como el siguiente, tomado de su edición del 15 de noviembre de 1935.

¿Ustedes se han fijado bien? Salvo la película del Principal, ‘Cien días’, ninguna pasaba el filtro de la asociación, que les otorgaba calificativos como “inadmisible”, “reprobable”, “inconveniente”, “francamente inmoral e inadmisible” o “inmoral a todas luces”.

Las valoraciones de ‘La Constancia’ no admitían que se abordase “con ligereza inexcusable augustas instituciones, como la del matrimonio”. Y cualquier trozo de piel mostrado en exceso les ponía nerviosos. No creemos que Gloria Swanson y Laurence Olivier hiciesen nudismo en ‘De mutuo acuerdo’, que pudo verse en el Bellas Artes en septiembre de 1934, pero el periódico fuerista dictaminó: “Domina toda la cinta un ambiente de frivolidad en la que abundan las exhibiciones desnudistas con derivaciones que la hacen extremadamente peligrosa en lo moral”.

Tampoco daban el visto bueno a toda película que mostrara un suicidio, aunque eso supusiera desvelar su desenlace (hacer ‘spoiler’, dicen hoy). El 1 de febrero de 1936, sobre ‘Enemigos íntimos’, proyectada en el Gran Kursaal, afirmaban: “El final trágico, un suicidio, jamás disculpable, es el reparo a oponer a esta cinta. Para personas con criterio formado”. Por cierto, que el mismo día no consideraban inmoral una película de Fu-Manchú, ‘La máscara de Fu-Manchú’, que estaba en el Victoria Eugenia: “Si bien no tienen ninguna tacha moral esta película es impropia para niños y para personas muy impresionables”.

La Asociación Católica de Padres de Familia de Guipúzcoa, a través de ‘La Constancia’, no dejaba pasar una. El 20 de noviembre de 1934 desaconsejaban ver ‘Tarzán y su compañera’, que presentaba el Salón Miramar, ni cualquier película del rey de los monos: “Esta cinta, moralmente, merece el mismo juicio adverso que las dos producciones anteriores, de título parecido”. Tampoco daban el visto bueno a la ‘Cleopatra’ de Cecil B. DeMille con Claudette Colbert, que el 6 de enero de 1935 proyectaba el Bellas Artes: “Encontramos elogiable plasmar en la pantalla hechos y epopeyas de la historia del mundo, pero hemos de condenar vivamente ese afán que venimos observando de realzar cinematográficamente precisamente lo más innoble de la misma. Película inmoral en su fondo y en su forma”.

Era lógico que tampoco les gustase ‘La dama de las camelias’ con Greta Garbo, “francamente escabrosa”, ni otras películas que se proyectaban en los cines donostiarras tal día como hoy, el 20 de abril de 1935. Pueden leer las valoraciones morales de aquel día en ‘La Constancia’ a continuación.

(Carteleras publicadas por ‘La Constancia’ en las ediciones del 12 de mayo de 1934, 15 de noviembre de 1935 y 20 de abril de 1935).