Vemos películas por periscopio

Un detalle curioso de los entresijos de las cabinas de proyeción. Aunque no seamos conscientes de ello, muchas películas que hemos vivido en nuestra vida las hemos visto a través de un periscopio. No como si estuviéramos en el interior de un submarino, claro está, sino por medio de un periscopio cinematográfico.

Lo normal en los cines es que el proyector esté perfectamente alineado con la pantalla, pero la arquitectura de los multicines, que aprovecha espacios inicialmente no diseñados como salas de cine, no siempre lo permite. En esos casos se utiliza la proyección mediante un sistema de espejos especiales, o sea, con periscopio. El proyector lanza la proyección sobre un espejo ‘primario’, instalado en la cabina, que refleja la imagen a un espejo ‘secundario’ instalado en la sala, que a su vez la rebota ya sobre la pantalla.

Según nos cuenta Juan Luque Pozo, veterano operador cinematográfico y actual jefe de sala de los Príncipe, la primera sala con periscopio que se instaló en San Sebastián fue la pequeña sala 2 del Petit Casino, creada en 1984 durante su conversión en el primer multicine de la ciudad, dotado con tres salas. Cuando nació el Astoria 7 en 1989, dos de sus siete pantallas, la 2 y la 7, recibían proyecciones mediante periscopio. Sus proyectores se encontraban en la cabina de la sala 1, que ejercía como gran cabina central desde la que los operadores controlaban tres proyecciones, en dos de las cuales la imagen rebotaba en espejos antes de llegar a sus pantallas.

En la actualidad, en San Sebastián tenemos cuatro salas con sistema de proyección de periscopio, las dos del Trueba y dos de los Príncipe, concretamente la 3 y la 4. En este último caso, los espejos reflejan la imagen en sentido lateral.

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(Fotografías de MGG).



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