Que los conductores donostiarras no emulen a los de Le Mans

Ahora que podemos ver en el Trueba ‘McQueen: The Man & Le Mans’, el documental de Gabriel Clarke y John McKenna en torno al rodaje de ‘Las 24 horas de Le Mans’, el intento de Steve McQueen de hacer la película definitiva sobre las carreras automovilísticas, recordamos el estreno donostiarra de aquel largometraje. Los bólidos rugieron en la amplia pantalla del Astoria desde el 16 de febrero hasta el 1 de marzo de 1972 inclusives (al día siguiente le sucedería la violencia de ‘Perros de paja’).

Si bien ‘Las 24 horas de Le Mans’ ha quedado como una obra en cierta medida fallida, lo cierto es que la prensa donostiarra apreció su singularidad y le otorgó críticas unánimemente favorables. En ‘La Voz de España’, Miguel Vidaurre aseguraba que “nos hallamos ante la culminación de las películas ‘de autos’. Y es difícil, francamente, que se llegue posteriormente a alcanzar el grado de perfección conseguido por Lee H. Katzin, tanto en su acabada técnica como en el vibrante tono de sus secuencias y en el dramatismo real que ha impregnado a toda la narración. (…) Un excelente conjunto cinematográfico y, sobre todo, una obra excepcional para quienes gustan de ese deporte emocionante y arriesgado que es el automovilismo”.

Puri San Martín, en su crítica de ‘El Diario Vasco’ el 17 de febrero de 1972, destacaba que “Steve McQueen, que ha participado en carreras de motos y coches, con victorias y accidentes como piloto, ha sido el promotor de la película. Un hombre que siente pasión por el motor”.  “Durante las dos horas que dura la proyección las máquinas cautivan y emocionan (…). ‘Las 24 horas de Le Mans’ entusiasmará a los aficionados a este deporte, donde encontrarán además un perfecto documental técnico de la carrera. Es un espectáculo fascinante para todos”.

Y en el vespertino ‘Unidad’, Mayor Lizarbe comentaba que “no es la primera vez que el fascinante y trepidante espectáculo de las carreras de bólidos se nos ofrecen en la pantalla, pero sí es esta la más espectacular, sugestiva, incluso escalofriante, que vemos”. Por cierto, que finalizaba la crítica recomendando “que los conductores de coches pequeños no intenten ni con el pensamiento emular a esos pilotos que aparecen en la historia”.

(Anuncio publicado en ‘El Diario Vasco’ el 16 de febrero de 1972).



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