¡Llega el cine sonoro a San Sebastián!

En octubre de 1927 se había estrenado en Estados Unidos ‘El cantor de jazz’ y se llevaba tiempo oyendo hablar de las nuevas  técnicas que, con más o menos acierto, permitían que las hasta entonces silenciosas películas hablasen. El cine con sonido pregrabado y sincronizado iba a cambiar la historia del cine.

En San Sebastián, la primera vez que se pudo ver una película sonora fue tal día como hoy, el 17 de marzo de 1930. Era un lunes, la víspera había fallecido Primo de Rivera, cuando algunos donostiarras se dirigieron al Victoria Eugenia para presenciar “el acontecimiento del día, cine sonoro”.  En sesiones de 17,45, 19,30 y 22,30 se proyectó ‘Piccadilly’, un melodrama británico, dirigido por Ewald André Dupont en el que, además del sonido, lo que más llamaba la atención eran las exóticas y sensuales danzas de Anna May Wong, estrella norteamericana de origen chino.

Como con tantas otras innovaciones técnicas aún sin afinar, aquella primera experiencia dejó a los espectadores a medias. Según publicaba el periódico ‘El País Vasco’ al día siguiente, el 18-III-1930, “la película es buena. La parte sonora no satisfizo totalmente, aunque tiene indudables bellezas y efectos que dan la seguridad de que el problema de la sonoridad será, pronto, resuelto del modo más satisfactorio”.

Los siguientes largometrajes con sonido que proyectó el Victoria Eugenia fueron ‘Rapsodia húngara’ y ‘Scheherazade’. El próximo cine donostiarra en ofrecer películas sonoras sería el Salón Miramar, que tras adquirir un nuevo proyector de Western Electric el 22 de mayo del mismo 1930 presentó ‘La mujer del torero’, en la que podía escucharse cantar a la mismísima Raquel Meyer.

(Publicidad insertada el 16 de marzo de 1930 en ‘El País Vasco’, arriba, y ‘El Pueblo Vasco’, abajo).