La batalla (a capa y espada) del Cinemascope

El cine era estrecho hasta que en los años 50 lo amplió el CinemaScope. El sistema inventado por Henry Chrétien comprimía la imagen rodada y la descomprimía durante la proyección, extendiéndola a un largo rectángulo con 2 veces y media más anchura que altura. El novedoso formato, que vino acompañado del sonido estereofónico y obligaba a ampliar las pantallas de las salas y modificar sus equipos, llegó a San Sebastián hace 61 años. Lo hizo en medio de una verdadera batalla por ser la primera, disputada entre la SAGE (Sociedad Anónima General de Espectáculos), entonces empresa arrendataria del Principal, y la SADE, con el Príncipe como buque insignia.

Se adelantó el Principal, que el 16 de febrero de 1955 estrenó la primera película hecha en CinemaScope por la 20th Century Fox, ‘La túnica sagrada’, con Richard Burton, Jean Simmons y Victor Mature. Como es habitual, la publicidad exageraba (“El espectador, convertido en actor”) y hasta podía rozar lo blasfemo con su insistencia en el uso de la palabra milagro: “El nuevo milagro de la cinematografía que Ud., presenciará sin gafas con la pantalla espejo milagroso”. (Cierto es que uno de los ‘milagros’ venía de la traducción de la expresión inglesa con que se bautizaron las pantallas ampliadas, ‘miracle mirror screen’).

Las prisas no son buenas consejeras y el Principal inició las proyecciones en CinemaScope sin sonido estereofónico y con algunos problemas técnicos. Como señaló entonces Corta es ‘La Voz de España’, “el Cinemascope que hemos visto en San Sebastián no es el definitivo: el color estaba bastante desnivelado y hasta casi borroso en los planos medios, pero salta a la vista que representa un señalado progreso cinematográfico”. Oliéndose las deficiencias, el mismo día en que el Principal estrenaba el formato un anuncio de la competencia avisaba que “pronto” el teatro Príncipe ofrecería el “primer CinemaScope completo”.

Ese “pronto” llegó tal día como hoy, el 1 de marzo de 1955, fecha en la que el Príncipe estrenó una película del Oeste, ‘Retaguardia’, con el nuevo formato, que permitía apreciar en toda su amplitud las cabalgadas a través de “exteriores grandiosos y maravillosos”. Claro que, aunque el nuevo equipo de sonido Stereo estaba ya instalado, la película de la Warner Bros no contaba con tal sistema sonoro, con lo que el ensanchamiento de la imagen proyectada no pudo completarse con la sensación de mayor amplitud del sonido.

Los donostiarras tendrían que esperar hasta el 9 de marzo de 1955 para poder disfrutar del CinemaScope con “sonido estereofónico Perspecta”. Sería entre las peleas de espadachines de ‘Los caballeros del Rey Arturo” de Richard Thorpe, con Robert Taylor, Ava Gardner y Mel Ferrer. Por cierto que la lucha del CinemaScope se desarrolló en Donostia a capa y espada, que el mismo día el Prrincipal programaba otra película del mismo género, ‘El príncipe valiente’. Y ya que no disponían de sonido Stereo, destacaban que unían CinemaScope y Technicolor. Eran tiempos de cine a lo grande. Lo decía su publicidad: “¡sólo el CinemaScope podía captar la magnificencia de la corte del rey Arturo y sus caballeros!”.

(Anuncios publicados en ‘La Voz de España’ los días 16 de febrero y 9 de marzo de 1955).